martes, 11 de junio de 2013

Diagnostico

El trastorno bipolar no se identifica mediante un simple análisis de sangre, rayos X o un escaneo cerebral. Un diagnóstico correcto debe basarse en los síntomas actuales, el desarrollo de la enfermedad, el historial del paciente y el historial familiar, si estuviera disponible.
El proceso de diagnóstico debe iniciarse con un examen físico de la persona a fin de descartar otras enfermedades que pudieran ocasionar los cambios de humor. El enfermo suele negar que algo vaya mal o achaca los problemas a una causa distinta a la enfermedad mental. Por eso, los miembros de la familia juegan un papel fundamental a la hora de elaborar un diagnóstico correcto, dado que pueden explicar cuándo y cómo ha comenzado la persona a actuar de un modo distinto al habitual. Puesto que la enfermedad bipolar es un trastorno cíclico del humor, es de vital importancia que el doctor tenga una visión general del historial mental del paciente y no pase por alto episodios anteriores. Además, la información del historial mental familiar puede ser extremadamente útil, ya que se sabe que el trastorno bipolar frecuentemente viene de familia.
Los enfermos de trastorno bipolar pueden sufrir durante años antes de ser diagnosticados y tratados de forma correcta. La gran diversidad del trastorno bipolar (distintos grados de gravedad, tipo, frecuencia y duración de los episodios) lo hace difícil de identificar, aun para los médicos.

Es muy importante el momento en que el paciente con trastorno bipolar consulte con un médico. Es poco habitual que lo haga durante un episodio hipomaníaco o maníaco, ya que no reconoce su afección. Por otra parte, si busca ayuda durante el episodio depresivo, el diagnóstico (incorrecto en este caso) suele ser de depresión clínica. Una dificultad añadida a la hora de diagnosticar el trastorno bipolar es que muchos de los síntomas pueden identificarse con otras enfermedades, por ejemplo una depresión aguda, esquizofrenia u otros trastornos mentales. Por último, en sus primeras fases, el trastorno bipolar puede parecer un problema distinto a una enfermedad mental. Puede confundirse con un abuso de alcohol o drogas o un bajo rendimiento escolar o laboral.

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